7. El examen más duro del mundo

28.11.2014 15:16

EL EXAMEN MÁS DURO DEL MUNDO 

    Anclado entre un método comunista y el deseo de abrirse al exterior, el sistema universitario chino es un fiel reflejo de su sociedad. Con más de 300 millones de estudiantes potenciales, el gigante asiático es a la vez uno de los paises que más estudiantes extranjeros recibe.

    Para los estudiantes chinos, la única forma de acceder a los estudios superiores es después de aprobar con éxito el gaokao, algo así como la selectividad china, un competitivo y duro exámen que les permitirá (o no) acceder al centro que ellos deseen. Aún así, existe un método alternativo para aquellos que no consigan aprobar el exámen –solamente para aquellos estudiantes de famílias adineradas-, y es el de desembolsar una cantidad considerable para estudiar en las universidades del país que, si bien no llegan a la reputación de las públicas, les garantizan un título universitario en cuatro años.

    Creado en 1952, el temido gaokao nunca es el mismo exámen en todas las províncias del país, si no que varía de una región a otra, aunque las asignaturas a examinar sí son siempre las mismas –lengua china, matemáticas y una lengua extrajera-. El exámen, del cuál solo se libran aquellos estudiantes designados como “talentos especiales”, se extiende durante dos o tres días, y en él toman parte cerca de 9 millones de personas cada año, todas sometidas a la gran presión de haber estudiado durante un año para el exámen más importante de sus vidas: un paso en falso supondría quedarse fuera de la competitiva sociedad del país. Tan estresante es que Siegel (2007) afirmaba en la revista TIME que se trataba de “el exámen con más presión del mundo”, a causa de la rabiosa competitividad acrecentada por el boom económico. Dicha presión ha inducido a algunos estudiantes al suicidio: según China Daily, en el 2013 hasta 79 estudiantes se habían quitado la vida, un 93 % de ellos incapaces de soportar la presión a la que los sometían sus profesores.

    Estas estadísticas pueden ser vistas como un toque de atención a las autoridades educativas, y si bien China se puede definir como un país con un lento sistema burocrático, algunas entidades como la universidad de Fudan, en Shanghai, tienen en cuenta métodos alternativos de admisión a parte del gaokao (Siegel, 2007). Aún así, casi la totalidad de las universidades requieren de aprobar el gaokao para la admisión de sus estudiantes. En tota, China posee 2236 universidades, y cada año se establece un ranking para definir las mejores instituciones del país. La Universidad de Zhejiang, en Hangzhou, y la de Tsinghua, en Pequín, se han ido intercalando en la primera posición des de los últimos años, con la universidad de Pequín habitualmente en el segundo puesto. A parte de los alumnos del país, muchas universidades ofrecen cursos de chino para extranjeros, con la posibilidad de examinarse para los exámenes oficiales de lengua (HSK) y con criterios de admisión mucho más suaves.

    En el punto de mira del Partido Comunista durante los años posteriores a la Revolución Cultural , pues el régimen de Mao las consideraba un privilegio de ricos, las universidades chinas juegan ahora, irónicamente, un importate rol a la hora de inculcar a los estudiantes los valores del régimen comunista que gobierna el país. La historia del comunismo, así como manipuladas y edulcoradas versiones de las vidas de los líderes comunistas son asignaturas obligatorias en muchas universidades, muchos alumnos de las cuales desconocen hechos clave de su propia historia como la Revolución de Tiananmen, de la cual se prohíbe hablar. Aún así, está por ver si la necesidad que tiene el país más poblado del mundo de encajar en un mundo educativo cada vez más globalizado no acaba haciendo temblar los cimientos de estos oxidados métodos educativos.

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